Una de las sensaciones más placenteras que he experimentado en mi vida, ha sido estar sobre las tablas y gracias a la danza, poder expresar mis sentimientos con LIBERTAD

domingo, 12 de junio de 2011

Porque yo también crecí ahí...

Esta es la carta que escribió un buen amigo.
Me ha emocionado, porque a mi me encantaba ir a esos jardines, y me sigue gustando, aunque ahora me cueste un mundo ir.
Así que, suscribo todo lo que en ella se dice y espero que como somos muchos los que valoramos este rincón, sea tenido en cuenta por el responsable del Proyecto.

Gracias de antemano
Una tarde en el parque de la Ranita.                F. S. M.
  Veo a mi hija correr por la hierba, al sol, llamándome a gritos loca de alegría, riéndose a carcajadas ella sola, contenta de no tener que andar de la mano, de poder chillar, de tener tanto espacio libre, de sentir (aunque no lo sepa) su cuerpo vivo, de poder coger flores, de cortar las hojas en trocitos muy pequeños, de notar el aire en la cara, de esconderse de mí y de que la persiga. Y de vez en cuando llega muerta de risa a descansar a donde estoy, sentado en el suelo, y se me echa encima y me da un abrazo.

Esto de aquí arriba lo escribí hace cinco años; mi hija tenía entonces tres. Fue en una tarde del mes de mayo, y el sitio del que hablaba eran los jardines de la Fuente de la Ranita, en el muelle.

Yo llegué a Ferrol Vello hace diez años. Aquí han nacido mis dos hijos. Y para ellos, ir al muelle ha sido siempre, y sigue siendo, ir a jugar a la Ranita. Allí gatearon cuando aún no sabían andar, han corrido y cogido flores (como han podido leer), han escrito en la arena del suelo, se han empapado en la fuente (y yo les he reñido, claro), han recogido dátiles y dibujado caras con ellos en los bancos, han hecho espadas con hojas de palmeras y se han perseguido el uno al otro por la hierba; incluso se suben a los árboles, algo tan difícil ya. Yo he jugado con ellos, y los veo correr sabiendo que allí están bien.

Pero al parecer todo eso se va a acabar, porque unas obras relacionadas con el saneamiento de la ría tienen previsto levantar los jardines y construir en su lugar un tanque de recogida de aguas y un nuevo edificio de... cuatro plantas.

La limpieza de la ría es fundamental, qué duda cabe. Y si los interceptores de saneamiento exigen un tanque y otro edificio, pues lo exigirán, qué se le va a hacer; no seré yo quien lo discuta. La cuestión no es esa; la cuestión es si no hay alternativas que no supongan la destrucción de una de las pocas zonas verdes de Ferrol.

Y yo les digo que sí, que las hay; que no es cierto que no haya otro remedio. Porque lo cierto es, sencillamente, que esa no puede ser una de las opciones que se contemplen; como no lo es echar abajo el edificio de la Autoridad Portuaria, o el de la Capitanía de Puerto, o unas viviendas. Que eliminar un parque no es una alternativa válida, y que ninguna sociedad que se proclame avanzada puede considerarlo aceptable. Que, desde el principio, una actuación de ese tipo no puede estar entre las posibles soluciones.

Los jardines de la Ranita, cualquier mañana soleada de domingo, cualquier tarde con buen tiempo, están llenos de gente: en las terrazas, en los bancos, en la hierba, paseando. Seguramente porque somos muchos los que pensamos que son uno de los rincones más agradables de la ciudad.

El saneamiento de la ría es imprescindible. Pero seguro que hay formas de trabajar por él menos contradictorias que asfaltando un jardín.

Hemos tardado, pero parece que al final vamos comprendiendo la importancia vital del medio ambiente. Ahora, el siguiente paso es aprender a apreciar el valor de unos árboles, de un campo para jugar, de una vista bonita, de un sitio acogedor donde sentarnos a hablar.

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