Una madre con su hija, disfrazada de Bella, aguardaban que yo , que estaba dentro del "Castillo", la fuese a invitar a pasar. (en calcetines, ambas claro)Si ya era complicado, caminar por terreno firme, más aún en la fortaleza hinchable, que, llena de; Hadas chiquitas, Hermosas Mariquitas, Valientes Piratas, Nobles Caballeros, Mosqueteros, Brujas, que tan guapas ellas, las creí princesas..., saltando al unísono, se movía cual barco a la deriva, complicando, si cabe, aún más la tarea.
La tomé en mis brazos y poco a poco, primero a gatas, con descansos, en los que nos dejábamos llevar por el movimiento de la atracción, cosa que le hacía mucho bien a su delicado cuerpo, conseguimos llegar, hasta una de las paredes de goma más robustas, donde para mi, era más sencillo incorporarla. Una vez en pie, sujetándola yo, por su bajo pecho, empezamos a saltar.
La madre en la distancia sonreía, la pequeña se giraba para mirarme con una sonrisa, pero de lo que estoy segura era que era yo, la que más disfrutaba de las tres. En ese momento, apagaron las luces, con lo que las bolas de discoteca se apreciaban todavía más y coindió que pusieron esos destellos blancos con la música de Titanic.Y mientras, seguíamos saltando... (Jamas olvidaré ese momento)
Descansamos y así varias veces,(su gran fuerza interior le hacía levantarse una y otra vez) hasta que nos juntamos con la madre. Es entonces cuando la mujer le dice: ¿no le haces una caricia? te ayudó a saltar. Y Bella rompió a darme un montón de besos , abrazos, caricias,...(mi regalo).
Yo tuve la suerte de disfrutar de ese momento, y sólo yo se lo que para mi significó, mientras una discreta lágrima corría por mi mejilla, que ella no consentí que apreciara.
¡No se me olvidará jamás!
(Me ha aportado mucho. Ella será mi referente cuando "mis dolores" me impidan hacer algo)
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